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Pospandemia: el mundo seguirá demandando más alimentos

  • Foto del escritor: Veronica Aldonatti
    Veronica Aldonatti
  • 16 nov 2021
  • 3 Min. de lectura

Un informe recientemente publicado de la Fundación Producir Conservando destaca el rol protagónico que tiene el sector agroindustrial en la economía de nuestro país. Sin embargo, es frecuente el debate acerca de las responsabilidades que tiene cada actor dentro de las cadenas productivas, en particular cuando se habla de los sectores de la producción primaria o la industria de la alimentación y se los relaciona de manera directa con los indicadores de pobreza.


A pesar de las cifras récord en cuanto al ingreso de divisas, cuesta comprender por qué el “campo” o las actividades productivas del sector primario y sus industrias, deben reclamar sistemáticamente herramientas y previsibilidad para ampliar el horizonte productivo.


En la cadena agroindustrial, los aportes a la economía son realmente significativos y sin embargo pesan sobre el agro una enorme cantidad de prejuicios que no sólo ubican al productor en una posición incómoda sino que además gran parte de la sociedad confunde los roles de quienes inician la cadena, los que comercializan, quienes industrializan e incluso quienes venden ya sea al mercado interno o el externo.


Vamos a los números. Un dato que impacta cada mes en la opinión pública esta relacionado a las exportaciones de los granos. Ese guarismo lo aporta de manera sistemática la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) y según el último informe de la entidad que se elabora con datos del INDEC, “el complejo oleaginoso-cerealero, incluyendo al biodiesel y sus derivados, aporto el ano pasado el 48 % del total de las exportaciones de la Argentina y según las proyecciones del 2021 el campo superaría ese indicador ya que aportaría al país casi U$S 33 mil millones.


El principal producto de exportación del paisa es la harina de soja (14,2 % del total), que es un subproducto industrializado generado en el segundo complejo agroindustrial más importante del mundo, ubicado en Rosario a la vera del Río Paraná y que hoy cuenta con una capacidad ociosa cercana al 50%. El segundo producto mas exportado el ano pasado fue el maíz (11 %) y el tercero fue el aceite de soja (6,9 %). Tal cual informa el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en ingles), se prevé que la Argentina mantenga el primer puesto en exportaciones 2020/21 de aceite y harina de soja.


El ingreso de divisas acumulado de la agro exportación en los primeros diez meses del ano alcanzo los u$s28 mil millones, lo que representa un incremento del 66,6 % con respecto al mismo periodo del ano pasado y constituye un récord absoluto para el mismo periodo desde comienzos de este siglo. El factor predominante fue el sostenido crecimiento de los precios internacionales, lo que compenso la menor cantidad medida en toneladas. Ese desempeño se alcanzo a pesar de los notables trastornos que aún hoy produce la bajante del rio Paraná.


Gustavo Oliverio, asesor y coordinador de Proyectos de la Fundación Producir Conservando, aseguró en diálogo con Ámbito que “la cadena agroindustrial tiene un peso enorme dentro de la actividad económica ya que siete de los diez complejos exportadores pertenecen a la cadena agroindustrial. Estos son los números reales y luego que cada uno haga el análisis que quiera. Es verdad que hay gente que no lo ve de esta forma, pero los datos son contundentes”.


En cuanto a las críticas hacia el sector agropecuario, Oliverio destacó que “puede haber cuestiones de la vieja historia de la oligarquía y la producción ganadera pero todas estas cosas atrasan y el mundo ya no las considera. Todo aquel que mira para adelante lo hace con ganas de crecer y el que mira para atrás lo hace para trabar la rueda, porque los números reales son suficiente como para comprender que la Argentina tiene una gran oportunidad por delante de la mano del sector agropecuario”.


Según Oliverio, “la demanda de alimentos de los próximos 20 años, no será abastecida por la oferta actual. China y los países del sudeste asiático tienen un alto nivel de crecimiento y aumentarán la demanda de alimentos. Allí es donde analistas, dirigentes y productores sostienen que hay una oportunidad para la Argentina porque es uno de los países más competitivos en producción y sustentabilidad.


El asesor de la Fundación Producir Conservando enfatizó que “la sociedad y la política deben tener en cuenta esta situación y ésta última plantear el modelo de país al que se quiere llegar para dejar atrás un la pobreza, el desempleo y la inflación”. Oliverio explicó que el hambre no tiene que ver con la producción primaria, sino que esta vinculado a la distribución y el acceso a los alimentos. De hecho, que haya hambre no implica que la producción no deba potenciarse, mas bien todo lo contrario.

Fuente: Ambito

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