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Advierten que la producción agrícola caería al menos un 20%

  • Foto del escritor: Veronica Aldonatti
    Veronica Aldonatti
  • 5 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

La cosecha de granos estimada para la campaña 2022/23 se ubicaría en torno de las 100 millones de toneladas.

Según cálculos privados, la sequía se llevaría consigo más de 30 millones de toneladas y dejaría atrás las estimaciones de distintas instituciones vinculadas al campo que pronosticaban entre 125 y 130 millones de toneladas de granos en el inicio del ciclo agrícola. Ninguna de esas entidades pudo prever el daño que provocaría la llegada de un tercer evento climático de “La Niña”.

Tomando como base el trabajo realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a fines de septiembre de 2022, la previsión para el cultivo de soja era de 43,3 millones de toneladas y para el maíz era de 50 millones de toneladas. En el caso del trigo, la campaña esta prácticamente finalizada. Sin embargo, la estimación original que ubicaba la producción en torno de 17 millones de toneladas quedó lejos de la realidad ya que apenas se obtendrían 12 millones.

Estos cálculos, que se ajustaron semana tras semana en las que no se registraban lluvias, configuran ahora un escenario de altísima preocupación no solo para el campo sino también para la economía en su conjunto. Néstor Roulet, productor agropecuario, consultor y ex funcionario del Ministerio de Agroindustria, advirtió que la situación de la campaña agrícola 2022/23 es crítica y las pérdidas generadas por la sequía tendrán un impacto determinante no solo en el sector sino también en cada una de las ciudades del interior del país que se desarrollan a partir del campo. Días pasados, el consultor realizó una estimación en la que contemplaba pérdidas de producción por 15 millones de toneladas de maíz y 5 de soja, que se suman a las casi 10 que ya se perdieron de trigo. En diálogo con Ámbito, Roulet explicó que “en el caso del maíz la ventana de siembra se achicó y ya no se puede sembrar más, porque lo que se está sembrando va a florecer y madurar de marzo en adelante, con probables primeras heladas tempranas, así que casi no hay posibilidades de siembra. En el caso de la soja la ventana de siembra permitiría llegar hasta el 15 de enero, pero cada día que pasa se pierde más rendimiento”. Según el productor agropecuario, “los cultivos que están ahora implantados están muy mal. Cerca del 50% están en condición regular o mala y además los cultivos que se sembraron no tendrán humedad en la capa arable porque el año neutro comenzará a manifestarse después del primer trimestre, con lo cual no habría humedad para recomponer los cultivos. Con este panorama, vamos a perder más de 30 millones de toneladas”.El impacto de la sequía provocará no solo una disminución en la contribución de las cadenas de cultivos extensivos a la economía argentina (Producto Bruto Agrícola) sino que también mostrará su parte más oscura en cada una de las ciudades del interior, donde dejarán de ingresar miles de millones de pesos en concepto de servicios asociados al campo. Quizá uno de los cálculos más simples, como para dimensionar la relación directa que existe entre la producción agropecuaria y las economías provinciales, radica en la utilización de fletes para el traslado de granos hacia las zonas portuarias o de acopio.Si se toma como parámetro una perdida de 30 millones de toneladas, en esta campaña no se realizarán cerca de 1 millón de viajes (cada camión transporta 30 TN), que a un promedio de $ 180 mil por viaje representarían $180 mil millones que no ingresarán a los pueblos. El 2023 será para el sector agropecuario un año en el que el negocio se achicará producto de un fenómeno climático que recién ahora comienza a mostrar signos de debilidad, aunque a esta altura el daño ya es irreparable. Fuente: Ambito

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